SOY ENTRENADOR Y TODO EL MUNDO SABE MÁS QUE
YO SOBRE MI TRABAJO.
Esa es la sensación… soy entrenador pero todo
el mundo sabe más que yo sobre mi trabajo.
En mi caso, soy entrenador de gimnasia
artística y de acrobacia, aunque también trabajo como preparador físico, soy
licenciado en ciencias del deporte y he trabajado con equipos de primer nivel
mundial, pero en realidad no importa el campo del deporte en el que trabajes ni
tu nivel…cualquier imbécil sabe más que tú.
No me digáis que no sentís esa sensación…
El presidente de tu federación o tu club
están sentados en un despacho, pero saben mejor como se debe entrenar que tú, no
tienen ni puta idea de las situaciones personales o carácter de cada deportista,
(y gestionan sus becas!!! Jajajaja!!) en
muchos casos ni siquiera conocen sus nombres (os lo juro) …pero son
dioses…saben mejor que tú qué hacer y como entrenar, incluso algún colega
“pesao” a veces se permite darte lecciones.
Siempre hay un conocido (me niego a llamarlo
amigo) que te dice –Hombre…Óscar, hazme una “tabla” de esas para perder la
tripa tú que sabes de esto…y yo cojo aire y pienso, -una tabla?? Idiota de los
cojones!! Una tabla…que cojones es eso de una tabla?? Además…tú te piensas que
esto se hace así? (maldito intrusismo profesional de chapuceros que lo han
jodido todo…malditos cursos de fin de semana) …la situación acaba en que, generalmente te empieza a preguntar si con
algunas cosas que ha visto por ahí va a perder peso…y si hago “ardominales”
perderé la barriga no? Y tu pensando…como le explico yo a este el tema de las
vías metabólicas y que esto no es una receta, si no que hay que evaluar y
pensar cómo hacerlo con cada individuo.
Y el “notas”, inasequible al desaliento en su
afán por tocarte los cojones, continúa…pero…si
me compro una cosa de esas que dan electricidad…con eso sí!! Con eso sí que
pierdo la tripa!!! (el tipo nunca pregunta…siempre afirma, con una sonrisa así
como diciendo…lo he pensado antes que tú!!) Y tu aguantas el chorreo porque
aunque le intentes explicar…el no va a entender. Él busca una receta fácil, una
maquinita, un solo ejercicio, una receta puntual y mágica que le haga perder la
barriga en un par de semanas…No voy a ser yo quién le quite la ilusión, pero
tampoco quien le ayude.
Ahora supongamos que, cómo me ha pasado a mí
en la vida real, consigues convencer al sujeto de cómo hacer las cosas. Le
dices, -mira… debería pasar por el gimnasio donde entrenas, ver con que
material puedes trabajar y someterte a ciertas evaluaciones, entonces me dejas
unos días para reflexionar y pensar y planteamos y planificamos unos objetivos
y un trabajo. Cada dos semanas vuelvo al gimnasio a verte y re-evaluamos y
reconducimos el trabajo en función de cómo vayas evolucionando…te dejaré un pulsómetro
(que he pagado yo) y te enseñaré como usarlo y como eres familiar, amigo o
conocido, iré cada dos o tres semanas a evaluarte y a dar continuidad al
trabajo…de gratis.
Así que lo acompañas al gimnasio, aguantas
sus preguntas idiotas, y sus afirmaciones como…-hasta que no llevas media hora
de correr…no pierdes grasas no?? O sea que ya sabes…por lo menos una hora corriendo
me pones eh?? (otra vez…si le explico lo de las vías metabólicas ni se va a
enterar…así que, total “pa qué?). Tú, como es normal, no haces ni puto caso, y
vas a lo tuyo…lo evalúas, haces las pruebas que tengas que hacer, te llevas el
registro del pulsómetro…y a darle al coco unas cuantas horitas en casa, que si
umbrales aeróbicos y anaeróbicos, que si RM’s…etc…etc.
Total, que le haces al susodicho la
planificación, las sesiones, cargas, y le escribes indicaciones importantes.
Quedas con él. Se lo das. Está muy contento. Lo acompañas a la primera sesión
y lo emplazas en el gimnasio dentro de
dos miércoles para ver como va.
Cuando llega la fecha de volver con tu amigo
el imbécil al gimnasio, lo llamas el día antes para quedar, y te dice que no,
que está haciendo una dieta que le han pasado y sale a correr y a hacer unos
ejercicios con un “colega del curro” que sabe la ostia porqué lleva toda la vida
yendo al gimnasio. Que se ha comprado una aplicación para el móvil que le dice
las calorías que “quema” y que todo muy bien. (Ese colega del curro también
sabe más sobre deporte que yo, que tú, querido entrenador, personal trainer o a
lo que sea que te dediques en esto de la actividad física y el deporte).
Al mes te vuelve a llamar para saber qué
hacer con sus rodillas que le duelen un cojón y con una fascitis plantar de
huevos que tiene…no lo mandas a la mierda, solo porque no lo mandas a la
mierda. (Ni soy médico, ni te hubieses roto si me hubieses hecho caso, así que
ahora que te lo solucione tu colega el del curro…ese que sabe tanto sobre
actividad física por que lleva un montón de tiempo “apuntao” al gimnasio, y que
seguro que sabe la leche de medicina porque a veces va al médico).
Si trabajáis en el sector de deporte extra
escolar, o competitivo en edades pre-puberales, puberales o en adolescentes,
hay otra figura que sabe más que nosotros…se llama “el padre” si es un deporte
de modalidad femenina puede llamarse “la madre” o incluso “el padre y la
madre”.
Cualquier padre sabe más que tú sobre tu
deporte aunque su trabajo no tenga nada que ver con ello…un padre puede ser
director de una sucursal bancaria y mejor entrenador que tú, barrendero y mejor
entrenador que tú, incluso un calzonazos en casa o un alcohólico, pero siempre
mejor entrenador que tú.
Hay padres que saben de todo sobre tú
trabajo…no, en serio, consúltales…porque son imparciales respecto a su hijo o
hija y saben la leche!!! -Mi hijo tiene flojas las piernas, lo tienes que poner
a correr. –Mi hijo es muy bueno en defensa, por qué no lo pones a él?? – Lo
importante es que se diviertan, pero también está bien que tengan disciplina y
ganen. – Ya se lo explico yo que sé como necesita que se lo expliquen. – Tú
serás entrenador y habrás “estudiao”, pero eres muy joven. Son solo algunas de
las perlas que he podido escuchar de bocas de padres.
Hay un padre “especialmente preparado” para
este trabajo de entrenador, es el padre
o madre al que le hubiese gustado ser deportista de élite pero como no
lo fue vuelca su frustración en su hijo o hija y hará todo lo que crea que sea
necesario para que él o ella si lo consigan… (En realidad le importa muy poco
si sus hijos quieren serlo o no, el quiere que lo sean y punto). Ese padre
puede hacer cosas como, (vivido en mis carnes) cuando el deportista joven está
lesionado y el médico le ha decretado reposo absoluto, obligarlo a ir a correr
pautando él mismo la carga, el tiempo y la intensidad y sesiones porqué: -si no
después te va a costar mucho recuperar la forma física. Pido públicamente
cárcel por maltrato para estos individuos, porque cuando no maltratan
físicamente como es el caso explicado, maltratan psicológicamente a sus hijos o
hijas no dejándolos apartar su atención del deporte ni un momento. Ellos creen
que son entrenadores, preparadores físicos, psicólogos deportivos,
fisioterapeutas, médicos e incluso fisiólogos o biomecánicos si se tercia, y
por supuesto…saben más que tú.
En deportes de equipo eso llega a su “sumum” cuando los
padres se atreven a dar indicaciones no solo desde la grada si no que en
ocasiones bajan al césped a gritar a sus hijos o a todo el equipo como deben
jugar. He visto a un padre (adjunto fotografía de lejos…con paraguas naranja) en
un partido de niños que no pasarían de los 7 años, colocado delante del
entrenador en el terreno de juego…vociferando y gesticulando como lo que es…un
gilipollas.
Y es que el futbol es un caldo de cultivo
especial para este tipo de energúmenos. Solo hay que pasar por delante de un
bar mientras den un partido de primera división, la cantidad de idiotas con una
cerveza en la mano por metro cuadrado que saben más futbol que Guardiola,
Mourinho o “el Cholo” es de una densidad enorme. Los ves ahí, criticando,
viendo todo desde la barra con su cerveza y opinando que si no están bien
físicamente, que el cambio que ha decidido el entrenador está mal, y los ves
ahí tan coloraditos, tan exaltados, tan llenos de razón que, seguro que si
tuviesen el teléfono del entrenador de su equipo favorito lo llamarían para
explicarle sus ideas. Por cierto, este tipo de especímenes también abundan en
los sofás de las casas. En lugar de ver un partido con calma hasta el final y
disfrutar del juego y el espectáculo, sin ser expertos, desde el primer minuto se apresuran a juzgar
el trabajo de auténticos profesionales a voz en grito, sin saber de la misa la
mitad, sin entender ni distinguir que es la técnica, la táctica o la estrategia,
de cómo se estructura una temporada a nivel físico o como coño se trabaja la
velocidad o las capacidades cognitivas en deportes colectivos. Ellos
entrenarían al equipo en cuestiones físicas mejor que el mismísimo Paco
Seirulo, pero en su vida han cogido un libro sobre esas cuestiones, ni se han
puesto un chándal a menos que se lo hayan puesto para ir a lavar el coche el
domingo.
Después está el grupo de “famosetes” que van
al gimnasio y se atreven a dar sus consejos por televisión. Estos son la leche
en vinagre. Se atreven con todo, lo mismo con unos ejercicios mañaneros, que
con estiramientos (sin tener por supuesto en cuenta la singularidad de cada
individuo…vengaaaa…a la rica receta!!) e incluso con dietas, algo que solo debe
ser prescrito por un médico o dictaminado por un nutricionista (dicho sea de
paso, también conozco entrenadores y entrenadoras que sin ser nutricionistas se
inmiscuyen en la profesionalidad de otros colectivos y se animan a recomendar
dietas sin ser profesionales, y eso, señores y señoras, también es jugar con la
salud de los demás) . Los oyes hablar y escuchas sus incongruencias y dices -…joder!!
Yo no me atrevería a dar consejos sobre nutrición, es un campo delicado que
afecta a la salud tanto física como psicológica, yo no soy especialista en eso
aunque tenga cierta formación. La formación que acostumbran a tener este tipo
de faranduleros impresentables es la de ser novia de un futbolista o salir en
los debates amarillos en telebasura…y pim pam…lo sueltan y se quedan tan
anchos.
Y por último, me queda el grupo…deportistas,
donde incluyo deportistas y clientes de los personal trainers. En el fondo es
lo mismo…un amigo me ha dicho, un “soy carne de gimnasio” me ha dicho, mi
compañero de equipo piensa que…, he leído, he visto, he oído, mis sensaciones
como deportista, mi experiencia…etc…y sí…en el caso de un deportista de élite
probablemente sea en el caso en que si hay que tener en cuenta sus sensaciones
o su estado, sus dudas o sus reflexiones, pero siempre sin dejar que se metan
en el campo de las decisiones técnicas o de planificación, porque amigo…ese es
tú trabajo, ahí tú eres el experto, tú y nadie más.
Antes todas esas figuras me molestaban, ahora
las miro desde la distancia, y la templanza que me han dado los años y la
experiencia, me permite no exaltarme con situaciones que de todas formas me
siguen tocando los cojones. Con toda esa gente que su única relación con el
deporte o la actividad física consiste en verlo por televisión y que, creen
saber más que cualquier profesional de este campo, y para colmo lo demuestran
con sus palabras.
Amigos entrenadores de cualquier deporte,
titulados, licenciados, graduados, sinceramente…no hagáis caso, en otros trabajos
también pasa, pero en el nuestro es un tema superlativo. Dejad que la masa se
aborregue frente al televisor, o flote en el caldo espeso de sus frustraciones
y dé rienda suelta a su egolatría demostrando saber sobre algo sobre lo que en
realidad no saben nada.
A menudo voy a ver exposiciones de pintura,
no soy un entendido así que nunca digo este cuadro es bueno y este no…si
no…este me gusta y este no. Lo mismo me pasa con los vinos…me gustan o no, pero
no sé si son buenos porque no soy un experto. Puedo decir si me gusta o no,
pero no dar un veredicto…insisto…porque no estoy formado en esa materia.
Esas mismas personas deberían hacer un
ejercicio de introspección y contestarse a estas preguntas… Verdad que nunca le
dirían a un cirujano como hacer su trabajo?? A un dentista?? A un mecánico?? A
un bombero??...a un arquitecto?? Hagan ustedes sus trabajos lo mejor que puedan,
y dejen que los profesionales del deporte hagamos el nuestro.