lunes, 22 de junio de 2020


EL DESASTROSO DESCONFINAMIENTO DEL DEPORTE



Me ha sorprendido cómo ha afrontado el mundo del deporte la desescalada.


Joder! Lo que ha pasado, lo que está pasando no es ninguna tontería...estamos hablando de que ha muerto gente joder...ha muerto mucha gente, y otro buen montón de personas han pasado por serias dificultades de salud.

Una pandemia a nivel mundial, que aunque muchos lo crean, todavía no ha pasado.

 

Y en medio de todo este "fregao", resulta que el deporte en algunas ocasiones se ha convertido más en parte del problema que en parte de la solución.

 

Los diversos comportamientos que he podido observar entre deportistas, ya sean profesionales, amateurs...o de la serie o tipo que deseen ustedes considerar, dan para un libro, así que me voy a centrar en los que me han llamado más la atención.

 

Por un lado, cuando se permitió salir para hacer deporte (fase1) con los horarios marcados y pidiendo a la gente que mantuviese las distancias de seguridad...pero vamos a ver almas cándidas! Si ni dios siguió las normas cuando se permitía salir a un adulto con dos niños, y todos veíamos a familias al completo, a un niño con dos adultos, dos adultos con dos niños, etc...etc...que os hacía pensar que la masa borregueril iba a hacer caso con lo del deporte??

Sin ser Nostradamus,  yo ya sabía que no, y me molesta, porqué en el fondo el deporte es a lo que me dedico y ...quedaba en mi una mínima esperanza de redención.





Pensaba que los deportistas (o la gente que hace deporte habitualmente, que no a todos los que hacen deporte los considero deportistas) por aquello de los valores deportivos, tendrían algo más de conciencia que la población al uso...nada más lejos de la realidad. La ciudad donde nací se llenó en masa de gente corriendo, en bici, en patinete, con unas mallas fluorescentes de la marca de moda y un mp3, llenando espacios sin mantener 2 metros en absoluto entre nadie y los demás. (no hablemos de los 10 que recomiendan algunos estudios fiables mientras se corre)

 

A todos ellos me gustaría decirles, dulcemente... -amigo o amiga...tu eres gilipollas!



 

Hacer deporte es algo que a la gente que  practica con asiduidad, les gusta, les produce cierto tipo de adicción (sobre todo si eres un enfermo del fitness moderno, la imagen, lo healthy....etc, de esos que sonríen todos igual y parecen fotocopias unos de otros) y  lo entiendo, entiendo que os hacía mucha ilusión poder salir de nuevo a corretear y sudar por ahí...PERO NO ES UNA NECESIDAD BÁSICA!!!!

NO....no lo es. Por tanto, poder salir a hacer un poquito de actividad física está muy muy bien, pero, si ves que el tema está saturado, con la que está cayendo tienes tres opciones a mi juicio :

 

A-    Buscar otro lugar menos masificado

B-    Decidir que hoy está suficientemente lleno y que ya entrenarás mañana.

C-    Entender que no es absolutamente necesario, entender la gravedad del problema, y no convertirte en parte del mismo, lo cual directamente (fíjate que hermoso paradigma!) te coloca directamente entre los que han decidido ser parte de la solución, los que hacen las cosas como se deben hacer. (eso pasa por no entrenar hasta un poco más adelante, y no se si eso, entra en la cabeza de los que están un poco mal de la misma con la obsesión del entrenamiento)

 

 

La actitud de este tipo de deportistas me hizo sentir vergüenza ajena por pertenecer  al colectivo de personas que de una u otra manera están vinculadas al deporte. Digamos que con esa actitud no hemos dado la mejor imagen. Cero valores deportivos, cero solidaridad, cero empujar en la dirección correcta para que todo vaya bien. La imagen es clara...a los que hacen deporte, les importa más hacer deporte que la salud del resto de la sociedad, más que las posibles nuevas muertes. Indiscutible e incontestable.

 

Ahora vamos a hablar del colectivo de los deportistas “profesionales” algunos de los cuales tiene de “profesionales” lo que algunos del colectivo anterior tenían de “deportistas”.




Por un lado en este colectivo he escuchado declaraciones que hacen honor a alguien que se llama “deportista”. He escuchado a una parte del colectivo señalar cuando un periodista (otros que tal) metiendo el dedo en la yaga les preguntaba si no les preocupaba no poder entrenar en condiciones cosas como:

 

-No pasa nada, ahora yo no soy la prioridad. Lo importante es la salud de todos.

O en otro caso

– Bueno, voy entrenando como pueda en casa, pero ahora lo que hay que hacer es cuidarnos los unos a los otros. Cuando esto pase ya volveremos a entrenar en condiciones.

 

Esa postura me parece la correcta, la que dimana de los tan conocidos  y nombrados “valores” que confiere el deporte al individuo, pero además...ES LA PUÑETERA POSTURA LÓGICA, EDUCADA, HUMANA Y CORRECTA!!! Frente a lo que estaba pasando, lo que aún está pasando...todavía hoy muere y enferma gente a diario.

 

En este segundo colectivo, el de los deportistas “profesionales” también he observado la postura contraria. El /la deportista que solo puede ver su ombligo, que cree que el mundo gira a su alrededor, y que reivindicaba desde el primer momento su absoluto derecho a estar entrenando en lugar de en un confinamiento.

A este tipo de deportista (en ocasiones acompañado por declaraciones no menos egoístas de sus entrenadores) me encantaría decirles  - La imagen que has dado de lo que debe hacer un deportista en una situación de extrema gravedad para toda la sociedad, es lamentable, y has dejado a todo el colectivo por los suelos por tu egoísmo y tu egolatría.

Porqué ese tipo de deportistas lo que ha hecho es, pretender mantenerse al margen, como si toda esta historia fuese con el resto de la población pero no con ellos...y cuando padres de familia no podían ir a trabajar o estaban bajo un ERTE   que no cobraron, ellos en lugar de arrimar el hombro y entender que la situación era tan grave como para paralizar un país al completo, se han dedicado a gritarle al mundo que aquí lo más importante no es la vida de los demás, sinó su propio ombligo. Su entrenamiento, ....cómo íbamos a vivir el resto de los mortales sin eso!!!

Solidaridad cero, empatía cero, valores cero, educación cero.

 

Resumiendo, no todo el mundo, pero en su mayoria, el colectivo en el que trabajo, ha dado una imagen lamentable durante el tiempo de la desescalada del confinamiento, y eso me hace sentir mal, me hace ver que el deporte quizá ya no educa, sinó que en ciertos casos, nos vuelve más ególatras, más individuales, menos comprensivos, menos solidarios. Todo lo contrario a lo que yo creía que debía ser esto.

 

Para acabar este post, no quisiera olvidar a algunas federaciones. Durante la desescalada se ha producido un aumento exponencial de licencias federativas, sobre todo en federaciones de deportes de montaña o de ciclismo, pero también en otras. Busquen cifras…es alucinante.

Pero las federaciones, sabían que estos federados eran federados de covid, eran gente que a partir de que el BOE permitió salir a entrenar a deportistas federados, buscaron esa artimaña (maldita picaresca de lazarillos de Tormes de turno de la que encima, algunos se sienten orgullosos ) para poder ocupar las calles poniendo en peligro la salud de los demás. Y las federaciones en lugar de congelar sus licencias y no expedir nuevas hasta la vuelta de la normalidad (porqué eso hubiese sido lo lógico, y lo que hubiese contribuido a la contención, y lo correcto en lo referente a valores deportivos) sabiendo que esas personas iban a utilizar esas licencias para saltarse el confinamiento, … aceptaron el dinero y expedieron las licencias. No tengo palabras, para los que deberían haber dado más ejemplo, los organizadores del deporte. Las federaciones de este país siempre me sorprenden, y casi siempre para mal. No esperaba mejor comportamiento de ellas en esta ocasión. Preocupación por la salud pública cero.

 

Y esta ha sido la situación bajo mi prisma, y a mi personal forma de entenderlo, el ejemplo que ha dado un mundo del deporte que cada vez está más vacío de valores y más de lleno de egoísmo. Salvo raras y muy contadas excepciones. En general somos apóstoles del sacrificio siempre y cuando ese sacrificio no lo tengamos que hacer nosotros mismos. 


Ojalá consigamos no sepultarnos con las piedras que a menudo lanzamos sobre nuestro propio tejado.